Compuesto Político Organizacional - El intangible sutil


Todos tenemos un concepto o una idea de lo que es la política, en el transcurrir de nuestras vidas vamos adquiriendo nociones, informaciones, experiencias que van conformando nuestro entender de lo que es la política y de como actuar políticamente. 
La política está relacionada con el gobierno, elecciones de representantes, partidos, ideologías o sistemas económicos, así como la organización de lo social y la gestión del patrimonio público, también podemos interpretar que está para resolver los problemas de la convivencia colectiva, organizacional o personal, además podemos percibir que nuestro comportamiento siempre está dentro de un marco político, otro factor importante es que los procesos políticos están intrínsecamente orientados a la dominación, el poder y la gestión de los deseos o ambiciones. 
Los papeles de dominado y dominante son definidos por diversas y diferentes razones pero sin duda la política tiene mucho que ver en este reparto. 
Las organizaciones son formadas por personas que constituyen y configuran el ambiente o sistema psicosocial.
El sistema psicosocial es como una masa en movimiento que posee inercia, está instalada en las organizaciones como una sintonía catalizadora que busca adecuar, estandarizar y culturizar sus integrantes. 
Los procesos psicosociales se desarrollan dentro de una dinámica de constantes acontecimientos inéditos, contingencias externas o internas que abocan la organización a la inestabilidad y cambios, resultando en muchos casos en intereses contra puestos, impulsando de esta forma a la acción política de grupos o personas en defensa de sus deseos o ambiciones. 
Independientemente de la formación, perseverancia, competencia técnica y de buenos resultados alcanzados, la falta de habilidad para articularse políticamente dentro del ambiente corporativo puede influenciar en el éxito o fracaso de una carrera profesional, estas circunstancias hace que florezcan bloques o coaliciones de personas que se ordenan políticamente creando estructuras o redes de poder, que tienen el objetivo de aumentar su capacidad de influencia.
Las estructuras de poder desarrollan estrategias de acción y de cooperación en torno a decisiones, causas, eventos o contingencias especificas pudiendo, incluso en caso de intereses comunes, conformar coaliciones o redes con otras estructuras de modo que juntas puedan ejercer mayor influencia y campo de acción. 
Con la intención de retratar el poder político dentro de las organizaciones me parece interesante exponer, dentro de mi entendimiento y en modo de ejemplo, el concepto de campo político de Pierre-Félix Bourdieu: 
Entendiendo y definiendo el campo político como un espacio relativamente autónomo de relaciones sociales o sistemas psicosociales que giran en torno a energías o actividades específicas y vinculadas, siendo así podemos englobar perfectamente las organizaciones como campos políticos. Estos espacios conforman una especie de juego donde los participantes disputan trofeos,  que serian los objetivos, deseos y ambiciones comunes, ascensos, reconocimientos, legitimidad, aumentos de sueldo, cargos, etc.
Cuando un pretendiente es aceptado como un nuevo jugador en un campo político, tiene que tener en cuenta que ya hay una dinámica de juego en curso. Al observar los agentes del campo percibimos que está constituido por pesos o fuerzas desiguales, no todos tienen las mismas posibilidades para alcanzar los trofeos, algunos están en mejor posición, facilidades, legitimidad o poseedores de mayores recursos que los acreditan para alcanzar dichos trofeos, a este grupo el Prof. Bourdieu los llamó dominantes, a partir de este punto queda claro que estos espacios de juego son en realidad espacios de poder.
Los jugadores dominantes al encontrarse en una posición satisfactoria y confortable actuarán y buscarán conservar las relaciones y la situación que le es favorable, desarrollando estrategias de conservación, dentro de este aspecto podemos derivar, como un precepto o regla, que todo dominante es un conservador.  
En la otra vertiente encontramos los jugadores dominados que constituyen la mayoría, estos a su vez tienen sus agendas de deseos, ambiciones y aspiran obtener trofeos. Estos jugadores buscan subvertir la situación desarrollando estrategias de cambios con el afán de ganar peso, influencia o recursos, también podemos cualificar que todo dominado es un subversivo en potencia dentro del campo.
Las estrategias de los conservadores tienden a prevalecer, pues estos ocupan las posiciones de poder y de decisión dentro del campo, los dominantes poseen buena parte del conjunto de los recursos disponibles que los legitiman y posibilitan alcanzar los pretendidos trofeos (el Prof. Bourdieu denominó a estos recursos de capital, que pueden ser de orden económico, cultural, intelectual o simbólico). La inercia de los sistemas psicosociales anquilosados en defensa de sus posiciones, son capaces de condicionar, en mayor o menor medida, el cambio.
Una estructura, grupo o persona será percibido como poderoso en la medida que tienen mayor capacidad de confluencia y del control de los recursos o fuentes críticas para la organización. Cuanto más alto el cargo mayor será su actividad política, cuanto más grande la organización más politizada estará.
Los campos políticos organizacionales con sus estructuras o redes de poder conforman un compuesto complejo, intangible y sutil, capaz de impregnar, condicionar o instrumentalizar en mayor o menor grado, muchas veces de manera enmascarada, las decisiones, estrategias, objetivos así como la propia gestión y el desarrollo organizacional.
El compuesto politico organizacional y sus disputas de poder, pude tener efectos imprevistos:


Las organizaciones deben desarrollar sistemas y agentes con la determinación de minimizar los efectos negativos de la politización, buscando concientizar y educar a sus miembros en conceptos de mejoras continuas, además las metas personales deben ser reconocidas, cohesionadas y orientadas al éxito del colectivo, no se trata solamente de intereses, es importante conectar valores, disponer de una convivencia ética y fundamentalmente dar un sentido o propósito humanístico o social, capaz de infundir dignidad y nobleza al desarrollo de la organización, vinculando un compromiso ilusionante y compartido entre las partes. 
El propósito organizacional debe estar por encima de los juegos y compuestos políticos, es el que determina la calidad o excelencia de la partida.

"En la política, odios compartidos casi siempre son la base de las amistades" - Alexis de Tocqueville.

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